Si, como sostiene el humanismo, el hombre naciera sólo para
ser feliz, no nacería para morir. Ya que su cuerpo está condenado a la muerte,
su tarea evidentemente debe ser más espiritual: no el grosso involucramiento
en la vida cotidiana, no la búsqueda de mejores formas para obtener bienes
materiales y su consumo libre de preocupaciones. Debe ser el cumplimiento de un
deber sincero y permanente, de tal manera que el viaje de la vida se convierta
en una experiencia de crecimiento moral: dejar la vida siendo un mejor ser
humano del que uno era cuando llegó.
-Solzhenitsyn
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